Nervioso atravesó las calles de la ciudad.
la lluvia volvió.
Los truenos y los relámpagos asomaban en al lejanía,
acariciando las montañas y el mar.
Pero Alan se quedó ahí, parado, en medio de la carretera.
En medio de aquel caos que había provocado.
No creían que la guerra hubiese terminado.
Alan
Hubo lágrimas, abrazos y miradas nostálgicas al exterior. No sabían el tiempo que estuvieron encerrados sin ver el verde de los árboles, del césped, el azul del mar, que rodeaba la isla; la luz del sol.
Sin ver a sus seres queridos, a sus familias, de las que fueron arrebatados. Habían sido esclavos, y ahora eran liberados de las cuevas en las que malvivieron…
Pascual Belmonte – Escritor de ciencia ficción, terror, fantasía.